jueves, 22 de octubre de 2009



Todos los gatos nacen con un carnet del M.I.A.U (Movimiento de Intercambio Astronómico Universal) bajo la cola. Están muy orgullosos de ello, y no es para menos, por eso cada vez que se acuerdan lo proclaman a los cuatro vientos y todo son gritos de miau, miau, que viva el M.I.A.U.
El carnet del M.I.A.U les da derecho por nacimiento gatuno a unas cuantas estrellitas. Cuando la curiosidad felina les vence, se ponen en contacto con otro miembro y hacen un intercambio, a ver cómo son las de los demás. Las reglas son simples: Pueden jugar con ellas pero no mordisquearlas y hay que devolverlas antes de que se haga de día, porque con luz solar las estrellas no ven por dónde andan y se pierden.
Cuando los gatos se quedan solos en casa, abren las ventanas, las trampillas y hasta la tapa del water, cualquier sitio es bueno para que salgan las estrellas. En invierno las peticiones crecen, porque las estrellas dan un calorcito estupendo, como todas las cosas pequeñas.
De vez en cuando se juntan varios socios y hacen una reserva colectiva. Si alcanzan el número estipulado, se reservan la Luna para ellos solitos durante unas cuantas horas. Y a eso se le llama eclipse.