lunes, 18 de agosto de 2008



Ser un hamstergangster es agotador, todo el día planeando cómo dar el gran golpe a la panadería, corriendo en la ruedita, haciéndose el ratonudo para que te respeten... Afortunadamente, al final siempre hay una recompensa: ¡Dulses, dulses falletitas....!